La Imagen del Éxito – Gaby Vargas

Ago 28, 2009

Calificación 3 de 5.

Yo se que dirán. ¿Que hace Cerebro leyendo uno de estos libros de superación personal?. Bueno, estaba ahí tumbado en mi casa y decidí darle una oportunidad a esta señora que hizo que Fox pasara a ser de un gutierritos pendejo, a un pendejo chulo, y que también escribiera un librito con Jordi Rosado llamado «Quiubole con…».

Puedo decir que el libro no es malo. Gaby Vargas es una expertise en todo lo que tiene que ver imagen pública. Conoce todos los lineamientos del protocolo, formas de vestir, formas de comportarse y creo que no está demás tomar algunos consejos de este libro para algunas ocasiones que se puedan presentar. Y en ese sentido puedo decir que es un libro completo, porque abarca todos los temas que uno debe de saber sobre imagen.

La autora se sabe vender muy bien, y es por eso que ha adquirido fama en el tema de imagen personal en México. No solo se vende con sus conocimientos sino poniendo el ejemplo. Y creo que podría ser un libro muy útil para aquellos que se desempeñan en puestos donde la imagen es muy demandante, o simplemente para aquellos que quieran saber como deben vestir ante ciertas situaciones y no saben como hacerlo, por ejemplo, una entrevista de trabajo o una cena de gala.

Pero creo a la vez, que el libro llega caer un poco en la banalidad y en el elitismo. Al menos así lo siento en la forma en que Gaby Vargas se expresa. Y si bien estoy de acuerdo que la imagen es importante, creo que llegaría ser demasiado estresante seguir al pie de la letra los consejos de la autora, la cual creo que le llega a dar mas peso a la imagen de lo que debe de tener, sobre todo cuando se llega al grado que el cuidado por esta llega a ser incómoda y termina estorbando en la vida cotidiana.

Los consejos se deberían tomar como una forma de tener buen gusto ante ciertas situaciones. Pero por ejemplo, la autora dice que es de muy mal gusto salir a la calle de pants en fin de semana, porque los pants se diseñaron para salir a hacer deporte. Y si bien esto último es cierto, no creo que me decepcione de la imagen de mi jefe por verlo un sábado en la mañana comprando el mandado en una tienda, por la simple razón de que está en su tiempo de descanso de la vida cotidiana.

Yo cuando salgo a una fiesta me arreglo bien, me rasuro, uso loción, uso una combinación de ropa que me guste y que vaya bien. O cuando voy a una entrevista o a una junta de negocios me voy de vestir (si es con traje o no depende de la situación). Pero si voy a visitar a un amigo para platicar con él a su casa, a mi me vale madre si voy «fachoso» y pasa igual con mis amigos. ¿Tiene eso algo de malo?. Creo que esa exageración de la imagen a mí se me hace bastante incómoda.