El arduo proceso de pagar y declarar los impuestos.

Ago 15, 2009

Muchos de ustedes ya han tenido la «experiencia» de haber ido a la SAT para pagar sus impuestos, para darse de alta, o para cualquier trámite burocrático relacionado con aquellas aportaciones que tenemos que darle al gobierno para qué los gasten en campañas electorales haga mejoras a este país. Y es curioso, porque la primera vez que entré, no parecía estar en una empresa de gobierno. Las instalaciones están bien cuidadas, y en general, te atienden rápido. Haces tú cita por Internet, y generalmente no tienes que hacer colas ni esperar (lo más que me ha tocado esperar son 15 minutos).

No es que el gobierno se haya vuelto eficiente. Es que como se trata de impuestos, entonces se debe atender muy bien al contribuyente para qué suelte algunas gotas de su sudor. Y hasta ahí todo va bien, pero cuando uno entra a este mundo de la «fantasía impositiva y tributaria», se da cuenta que las cosas no son tan bonitas. No por lo que te bajan, sino porque para el que no tenga contador a la mano, todo se puede volver un caos.

Calculando mis impuestos.

La atención al cliente parece ser buena, pero los criterios que manejan los empleados pareciera que son diferentes, cuando la ley es solo una. El primer mes que voy, llevo mis facturas (tanto como las que yo expedí, como las deducibles de impuestos), y todo como si nada, me dicen que tengo que declarar el DIOT y el Listado de IETU (que es aparte del IETU mismo). Esta persona me imprime una bitácora para que ahí lleve todas mis declaraciones mensuales, con el fin de que no tenga errores a la hora de que me toque hacer mi declaración anual. Me dice, tienes que pagar tanto, todo bien.

El siguiente mes, otro empleado me dice: Necesitas una cuenta fiscal y tus facturas de gasolina solo son válidas si pagaste con tarjeta (el del mes pasado no me había dicho nada), además el Listado de IETU no lo tienes que declarar mientras no obtengas tantos ingresos mensuales. Y para colmo, la bitácora donde el otro empleado me había hecho el cálculo tenía errores, por lo que se tuvo que hacer un ajuste.

Ayer voy con miedo al SAT pensando con qué «nueva jalada» me iban a salir. Y ahora como si nada, todo bien, pero tan bien que temes que en el siguiente mes te digan que en el anterior cometiste algún error. La que me atendió me dice que no forzosamente tengo que tener mi cuenta fiscal a menos que la quiera usar para la gasolina ¿quien los entiende?

Su sitio web. Una pesadilla.

El SAT tiene un sitio web donde se pueden hacer todos los trámites y llevar el control de todos los movimientos. Parecería un alivio, pero la interfaz sinceramente es una cochinada. Primero, la mayoría de sus funciones solo sirven en Explorer. No porque esté programada en ASP (lenguaje de Microsoft) significa que solo deba de funcionar en Explorer. Parece que se saltaron por el arco del triunfo a Firefox y a Chrome, que cada vez ganan mas mercado en esto de los navegadores.

No entiendo como no hay un panel de control donde el usuario pueda hacer todo. Si quieres hacer una declaración en ceros, tienes que dar 5 clics para llegar a la aplicación. Pero si quieres ver el historial de tus transacciones y declaraciones, debes de salir, y volver a entrar con tu RFC y Clave CIEC a otra aplicación específica para ver el historial, el cual también es una pesadilla, porque no tiene ninguna opción para usar filtros o acomodar la información por categorías:

Nótese lo descuidada que tienen la interfaz. Es cierto que lo que más importa aquí es la usabilidad, pero al menos que se vea estético. Sinceramente parece un diseño sacado de una página de Geocities.

Dentro del portal, la forma en que tienen acomodada la información está para llorar. Algo básico en el diseño de un sitio web, es que el usuario de el mínimo número de clics posibles para llegar a la información que quiere encontrar. Un ejemplo es cuando trato de buscar cuales son mis obligaciones de acuerdo al régimen con el que me di de alta en el sistema. Tuve que dar 5 clics para llegar a la información desde el portal, la cual está terriblemente organizada, y confunde mucho al visitante.

El sitio web te dice cómo puedes calcular tus impuestos. Si bien el cálculo es algo laborioso, la forma en que lo explican hace que parezca más difícil de lo que es. Y más cuando tienes que descargar el software para el Listado de IETU y la DIOT. Para esto te tienes que ir a otra sección del portal (otra vez), buscarlo dentro de una lista de miles de aplicaciones y descargarlo.

El software no es muy amigable, sobre todo para aquellos que no tienen muchos conocimientos en computación. Este software genera un archivo el cual hay que mandarlo por medio de un sistema del portal, y cuando no se entiende bien como hay que llenar la información se corre el riesgo de mandar una declaración de forma errónea, error que te podría llegar a costar $8,000 pesos si llegaras a tener la mala suerte de que te toque auditoría.

Para evitar este tipo de problemas puedes hacer citas. El problema es que muchas veces en cada cita, solo te pueden ayudar en un concepto. Es decir, debes hacer una cita para que te calculen los impuestos, otra para que te elaboren el listado de IETU, o el DIOT. Con lo cual perderás tiempo en las oficinas del SAT para cumplir con tus obligaciones.

El IETU, otro dolor de cabeza.

Si ya antes era enfadoso todo el proceso burocrático para declarar y pagar impuestos, el IETU vino a dar el golpe de gracia. Ese impuesto que inventó de «no se donde» Agustín Carstens, el cual buscaba obtener una mayor recaudación (a sabiendas de que los ingresos petroleros están bajando). El problema con este impuesto, no es solo que golpea más a las clases medias. El problema es que duplica el trabajo que uno tiene que hacer para declarar sus impuestos.

El IETU implica un nuevo cálculo, y no solo eso, también otra declaración aparte llamado Listado de IETU. ¿Por qué demonios mejor no subieron la tasa del ISR para calcular todo en un solo impuesto?. Tal vez el impuesto sea así porque tiene un fin en específico que yo no sé porque no soy especialista en el tema. Pero solo el calcular un impuesto nuevo significa más trabajo que se podría utilizar mejor en otra cosa más productiva.

Luego, ¿Por qué nadie quiere pagar impuestos?

No a todos los microempresarios y freelancers nos es rentable contratar un contador, sobre todo para aquellos que estamos empezando a crecer. Por eso creo que el SAT debería de hacer un cambio de fondo para hacer más fácil este tipo de trámites, los cuales mucha gente evade no solo por el dinero, sino por el proceso y trabajo que implica declarar impuestos.

Habemos quienes queremos cumplir con nuestras obligaciones, y creemos que es justo que una parte de nuestras ganancias vayan al gobierno para que estas se transformen en una mejora del país (para lo cual también habría que presionar para que los utilicen bien). Pero creo, como mencioné, que el proceso debería ser fácil, y lo único que nos debería pesar sea la cartera, y no, la cabeza.

P.D. Y se deberían llamar contribuciones. Impuestos, su misma palabra lo dice, «imposición», tiene una connotación negativa. En cambio contribuciones alienta mas a «voy a pagar porque va a contribuir».