Hace algunos «bastantes» años. Unos niños beisbolistas ganaron el Torneo Nacional de Willamsport. Yo recuerdo que este triunfo dió de que hablar en todo México dada la hazaña que supuso este triunfo a pesar de que estamos hablando de las ligas menores, y por la actitud de los jóvenes que gritaron al unísono ¡¡Si se puede, si se puede!!, grito que gracias a ellos se popularizó en todo México y que fué llevado a las canchas de futbol nacional, mundiales, e inclusive fué utilizado por aficionados de otros países como Ecuador.
Pues resulta que uno de aquellas estrellas, específicamente Everardo Daniel Ordóñez es ahora un criminal. Es señalado ahora como integrante de una banda de secuestradores que plagiaron al hijo de un comerciante, y no solo eso, el lider de la banda Gustavo Baca Marcos es hermano del lanzador estrella de el torneo que ganaron.
Parece que en nuestro país, ya ni los deportistas se salvan de las tentaciones del crimen. El delinquir es tan tentador que prefieren perder el orgullo nacional que ganaron al dejar a nuestro país en alto. Ahora volvemos a quedar en alto, pero en alto me refiero a la parálisis que vivimos porque ya no sabemos quien puede terminar en esas redes de delincuentes que pudren a la sociedad mexicana.
Lo que mas me preocupa es que no estamos hablando de personas que nacieron con carencias y problemas familiares que propiciaron que llegaran a ser criminales. No, son gente de clase media los cuales han tenido todo, incluyendo el éxito que obrubieron hace algunos años.
¿Por que estos chavos en lugar de estar triufando en las ligas mayores, o de menos tener esa actitud ganadora en actividades profesionales, prefieren hacer de la extorsión y el crimen un estilo de vida?. ¿Por que en lugar de dejar el orgullo intacto, prefieren ser delincuentes o grilleros en busca de hueso político?, ¿donde quedó el espíritu de lucha y de trascender por hacar de México un mejor país?.
Que verguenza la verdad. Ya me imagino a estos chavos gritando ¡¡Si se puede, Si se puede!! a la hora de estar tratando de atrapar a la víctima o a la hora de cometer alguna violación.
